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Elecciones municipales en Villa Alegre: La lotería por el puesto de Alcalde

El próximo 11 de abril viviremos una jornada electoral sin precedentes. Por un lado, por primera vez en nuestra historia tendremos la opción de elegir a quienes redactaran una nueva Constitución, además de también ser la primera oportunidad en la que podremos elegir gobernadores regionales. Por otro lado, la comuna de Villa Alegre tendrá nuevo alcalde tras los 20 años de Arturo Palma, quien fue inhabilitado para postular por 6° vez consecutiva.
Ante este histórico panorama en Villa Alegre podríamos decir que estamos ante una lotería electoral, donde el premio gordo es la alcaldía. Hablo de un juego de azar porque el resultado parece bastante impredecible. Además, termina siendo hasta divertido que en una comuna con pocos habitantes/votantes como la nuestra existan 6 candidatos a alcalde (8 en el caso de que se acepten las candidaturas que están en apelación). Esto, en termino concretos, nos entrega la probabilidad de que quien gane lo haga con un porcentaje de votos más que reducido.
Hagamos un cálculo matemático rápido. Primero, consideremos que en la votación de 2016 contabilizó aproximadamente 7.000 votos válidamente emitidos, así que pondremos esto como nuestro universo de votantes (aunque también es probablemente vote menos gente). Luego esa cantidad la dividimos en la del número de candidatos (dejémoslo en 8). Podemos ver que cada uno podría sacar cerca de 875 votos si se repartiera el total en partes iguales. Obviamente esto es una ficción, pero sirve para ilustrar que en las actuales condiciones, podríamos incluso tener un alcalde que logre menos votos que un concejal (considerando que el concejal electo con más votos el año 2016 logró cerca de 900). Aquí, quien se asegure 1.500 votos tiene la elección prácticamente ganada.
Ante este panorama, cabe hacerse algunas preguntas, Ahí van:
· Sí gran parte de las y los villalegrinos tiene claro cueles son los problemas de la comuna: salud, educación y conectividad, por señalar algunos. ¿Existirán realmente tantas diferencias en las propuestas del candidato A con las del B, C, D, E, F, G o H? ¿Existirán realmente tantas posibles soluciones a los problemas?
· ¿Por qué la derecha ante la oportunidad única de ganar el municipio se da el lujo de ir separada? (aunque esto está en veremos, pues depende de la apelación de uno de los dos)
·¿Por qué los candidatos independientes que fueron concejales gracias al apoyo de la ex Concertación (hoy llamada Unidad Constituyente) no fueron a primarias dentro de su sector? ¿Por qué estos partidos se disparan en los pies y regalan sus votos negándolos cupos en la primaria?
·¿Habría sido mucho pedir que entre los 5 independientes (y tal vez el Partido Humanista) hicieran una primaria ciudadana (como se hizo en otras comunas) para ir con candidato único y así competir en unidad como una tercera fuerza a los dos polos clásicos antes mencionados que se han disputado el municipio los últimos 20 años?
Como respuesta general a estas preguntas puedo decir lo siguiente. Usted estará de acuerdo o no, pero considero que acá hay mucho interés individual por el acceso al poder. Al fin de cuentas, estos candidatos indirectamente nos están diciendo lo siguiente: no importan los programas, mucho menos los proyectos colectivos, porque lo que importan son los rostros, y así seguimos reproduciendo la lógica de votar por el personaje buena onda, por el superhéroe que dice venirnos a salvar. Después que los candidatos no ensalcen la idea del nuevo Chile, porque entre los 8 mucho de nuevo no hay, aunque para ser justos, no todos son igual de culpables.
Junto con lo anterior, no hay que pasar por alto que como ya no compite Palma, resulta que a todos les pica el bicho de la «participación ciudadana». Ahora todos están capacitados para el puesto y se entusiasman con ocupar el cargo, porque como no está el obstáculo del «el amigo del pueblo» todos ven con mayor ilusión ganar la carrera. Como se dice popularmente «después de la guerra todos son generales».
Quizás uno es demasiado radical en sus posturas. No lo voy a negar. Pero creo que usted estará de acuerdo que no parece muy buena idea que el alcalde, por ejemplo, pueda ser electo con solo un 20% de los votos, mientras el otro 80% se repartió en el resto de opciones.
Hay que reconocer que esto no es culpa exclusiva de los candidatos, sino que también del sistema. Por eso uno no puede ser pura crítica y alguna solución debería proponer, como por ejemplo, que exista la segunda vuelta en las elecciones municipales para resolver casos como estos en donde los votos se reparten entre tantos candidatos. Pero bueno, mientras eso no ocurra, como también dicen por ahí, «A río revuelto, ganancia de pescadores».

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