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Difusión Radial de la Música Académica

En un seminario realizado hace unos años en Santiago, titulado “La situación de la Música Clásica en Chile” Adolfo Flores, Director de Radio Beethoven, planteó en su ponencia la realidad de la mayoría de las emisoras, que con un espíritu realmente “quijotesco”,han decidido difundir en sus programaciones la música de los grandes compositores.
Hace 40 años, Radio “Chilena” comenzó a transmitir algunas obras, poco después continuó Radio “La Reina” y posteriormente, Radio “Andrés Bello” le dedicó un alto porcentaje. En 1959 hicieron su aparición las emisoras pertenecientes a la Universidad Técnica del Estado, hoy Usach, y, como resultado de la compra de “La Reina” apareció la Radio del Instituto de Extensión Musical, (IEM) de la Universidad de Chile, emisora que en 1976 cesó sus transmisiones para reanudarse 5 años más tarde, bajo el actual nombre de Radio Universidad de Chile.
Ese mismo año (1981), nació Radio Beethoven (que cerró a fines del 2019 para revivir en manos de la Universidad Católica en Abril del 2020), en 1985 Radio Universidad de Talca cambió su anterior línea, pasando a dedicar casi íntegramente su programación a este estrato en sus dos señales AM y FM, posteriormente se separan y la 102.1 asume por completo la emisión de este estilo de música.
En la mayoría de las emisoras del país, salvo algunas universitarias, la difusión de este tipo de música, es prácticamente nula, salvo en ocasiones muy especiales como algunas festividades religiosas o duelos oficiales. Una de las razones del desinterés ,sobre todo en regiones, obedece a la dificultad para obtener las fuentes de financiamiento necesarias para mantener en funcionamiento una estación, puesto que una emisora dedicada a esta programación requiere de una importante inversión en equipos que cuenten con tecnología avanzada, un abundante material discográfico, personal técnico especializado que domine el material que debe manipular ,locutores que conozcan la fonética adecuada y en lo posible los contenidos de los programas y de la música que se transmite.,etc.
Por otra parte, los adelantos tecnológicos han hecho que el auditor-consumidor de música, aumente las exigencias y obligue a los medios radiales a ingresar en una carrera de competencias para captar su audiencia. Las Emisoras que lo logran (según las encuestas),obtienen ,en opinión de Flores, los beneficios de la llamada “torta de inversión publicitaria”,y, aunque las encuestas no reflejan las características cualitativas de los encuestados, por lo menos muestran la superioridad numérica de público que gusta de la música popular y el porcentaje realmente abrumador de éxito de aquellas radios que basan su programación en la de marcado origen extranjero, la que es especialmente apoyada por agresivas técnicas de mercadeo y costosas campañas publicitarias por parte de los sellos grabadores.
En este ambiente, una emisora que desee incursionar en la difusión de este tipo de música, obviamente se verá relegada a los últimos lugares de las encuestas, ya que ellas no reflejan al segmento importante de personas que por su formación cultural no es dado a entregar opiniones a través de estos sistemas de medición, a pesar de que habitualmente son muy fieles auditores, como lo hemos podido comprobar infinidad de veces.
El escaso apoyo que las compañías publicitarias dan a las emisoras que difunden el arte, hace que éstas replanteen los conceptos y formas de entregar su programación, lo cual en ocasiones atrae las críticas de personas que, ignorando los problemas mencionados, reclaman una audición de música docta en un entorno libre de otros tipos de expresiones y de “inadecuados mensajes publicitarios”.
Además, esta inquietante realidad, según el Directivo, “es casi totalmente desconocida también por quienes desde importantes sitios de decisión abogan en defensa de la cultura”. Por tener como primera tarea la difusión del arte, estas emisoras deberían ser consideradas en los planes de desarrollo cultural del Estado, entre otras garantías.
En estos momentos, a pesar de que continúan desapareciendo las emisoras con programación cultural, los radiodifusores del arte que seguimos en esto, nos hemos comprometido a seguir con esta tarea, que aunque difícil, representa de alguna manera los valores que deseamos mantener en nuestras vidas.
Gracias a las políticas culturales de la Universidad de Talca, nuestras emisoras pueden entregar programaciones totalmente al servicio de la cultura, nuestra FM con música docta y la AM con la expresión del canto de raíz folklórica, líneas casi inexistentes en otras emisoras del país.
Este artículo, sólo pretende dar a conocer parte de las dificultades con las que se encuentran aquellas emisoras que eligen como prioridad en su definición radial, la difusión del arte en general y de los grandes compositores e intérpretes extranjeros y nacionales en particular. Cuando Ud. sintoniza una radioemisora en la que escucha este tipo de programación, detrás de ésta hay un tremendo esfuerzo realizado por cada grupo humano que está entregando su aporte en pro de la cultura, dándole Ud. una alternativa diferente y de paso mejorando su calidad de vida.

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