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Exitosa convocatoria tuvo «Vino Vivo»: Primer Seminario de vinos naturales y patrimoniales de Chile

Cinco expertos, productores y exponentes integraron el programa de esta iniciativa, llevada a cabo en el Auditorio del Gobierno Regional del Maule. En la jornada también hubo una feria con cata de vinos en la Plaza de Armas, que cautivó a los participantes.

Una jornada valórica que pone en primer plano la producción de vinos naturales y patrimoniales, se efectuó en el Auditorio del GORE. El programa consideró la exposición de cinco personalidades destacadas del ambiente vitivinícola, como son: Eduardo Letelier, doctor en Economía Social, Magíster en Economía de Recursos Naturales y del Medio Ambiente; Karina Godoy, Ingeniera en Conservación de Recursos Naturales y coordinadora del programa «Vino, Cambio Climático y Biodiversidad»; Carolina Alvarado Ingeniera Agrónoma, agroecóloga, vitivinicultora y gestora comunitaria rural y de cooperativismo; Pablo Pedreros, Fundador de Viña Mingaco. vitivinicultor agroecológico y exportador de vinos naturales y Pablo Lacoste, doctor en Historia, docente de la Universidad de Chile e Investigador del Patrimonio Agroalimentario e industrial vitivinícola latinoamericano.

«Diario Maule Hoy» asistió al encuentro para descubrir la esencia que tiene producir vinos naturales sin bioquímicos y materializar la posibilidad de exportar un producto de excepcional calidad.

Una de las expositoras, Karina Godoy Maldonado, reveló la importancia que tuvo este encuentro que hubo en Talca: «Lo interesante es que relevamos el valor de la naturaleza y así como ésta, se presenta en la producción del vino y en las fermentaciones. Ellos pierden estos microorganismos que les fermentan y les dan identidad y diferenciación del producto». Respecto a la cantidad de productores que existen actualmente de vinos naturales, «lamentablemente no tenemos una cifra exacta, pero sí, lo que tenemos entendido es que, muchas viñas no solamente son naturales, sino que, aquellas que manejan la fermentación espontánea y en este aspecto, son cada vez más. Estos vinos naturales de producción se vuelven interesantes», acotó.

«El desafío dentro de la exportación, es la asociatividad. Creo hay buenos vinos en Chile que tiene su identidad y que se producen de manera natural, pero falta el trabajo en conjunto, para tener este capital de exportación y también de posicionamiento que hay de vinos, que son únicos y que se diferencian en cada uno de nuestros territorios», aseveró.

Ana Cabrera, ingeniero agrónomo, enóloga y funcionaria del SAG, que trabaja en el Laboratorio de Alcoholes, manifestó que: «este encuentro de charlas y exposiciones es muy interesante, porque nos da una visión distinta de cómo tenemos que enfrentar el futuro, y cuales son nuestros nichos de poder desarrollarnos, y por supuesto, crear las alianzas público-privadas que son necesarias», afirmó. «Aquí se presentó un tipo de alusión que obviamente nos afecta a nosotros como servicio público, que dice relación con la falta de fiscalización. Creo que en parte es muy interesante que se vea esto y se tome conocimiento y que se efectúen las enmiendas necesarias. En este sentido, existe una reacción más lenta de lo que corresponde, pero no me cabe duda que esta situación se corregirá debidamente. Respecto a la capacitación de los productores que integran estos vinos cultivados naturalmente, ella aseguró que: «hay un interés de que todos nos manejemos en este tema y existe una responsabilidad tanto del tema público como la parte privada, y que tiene que trabajarse en conjunto. La fiscalización tiene que ir muy fuerte para poder fomentar el desarrollo de productos especialmente del punto de vista pipeño y la asociatividad es clave de parte de los agricultores», añadió.

Pablo Morales de Viña «El Origen» comenta que este tipo de encuentro, revela que hay un cambio respecto a la mirada que se tiene de las viñas naturales: «me encantaría ver una transformación global donde clientes, intermediarios, productores, viñateros, vinateria campesina, vinateria industrial, puedan percibir la necesidad de conservar el ecosistema y establecerlo como una cadena limpia. Producción limpia desde los ecosistemas y producción limpia en el vino. Pero es difícil que eso ocurra. Por eso, estamos haciendo esto también, para construir esta nueva realidad. En lo más pronto, creo que la gente va a empezar a tomar valor a los vinos naturales, a hacerse esa selección, y la fuerza va a estar en el consumo, en esa petición del mundo de buscar un vino más limpio, más coherente y más ético, y los demás, podamos ir despertando a esa realidad. El consumidor finalmente es el que incentiva este cambio», agregó.

Para el expositor Pablo Lacoste, «es maravilloso que nuevamente el Maule asuma un papel de liderazgo como fue en la creación del asoleado, que era un vino natural y patrimonial, que fue el mejor de América. Luego el pipeño que es un vino natural y patrimonial más popular y no tan refinado como el asoleado. Son dos denominaciones de origen de mucho valor y falta avanzar en las mayores asociatividades y con un papel mucho más comprometido por parte de las autoridades del Estado, que fiscalicen las ondas del 18,  porque ahí hay una gran adulteración y falsificación de vino pipeño perjudicando el Maule y los responsables del SAG, no hacen la fiscalización que corresponde», aseveró. Es uno de los elementos que tenemos que luchar para revertir, dijo. «Faltan muchas cosas aún: uno es el lugar donde esto se pueda vender. Anoche fui a comer a un restaurante acá en la Uno Oriente, con otro delegado a este congreso, y pedimos un vino para probar los vinos del Maule, de San Javier y de Villa Alegre, y nos dijeron que no había y que tenían solamente 120 de Santa Rita. Pero ¿ Cómo puede ser? Esto es algo que es fundamental que se pueda conocer, degustar y probar los vinos locales. Entonces, el Estado tiene que hacer una acción intensa para revertir esto, con una diferencia de impuestos, que los vinos naturales y patrimoniales paguen menos y eso va a hacer que los restaurantes los ofrezcan a los clientes y los clientes puedan degustarlos y disfrutarlos. Eso va a poner en marcha una maquinaria muy positiva para desarrollar el territorio», afirmó.

Patricio Bustos del Valle Itata de la comuna de Portezuelo, cuarta generación de una viña centenaria, confiesa que trabaja en vinos naturales hace muchos años. «Cuando uno sigue la línea de los vinos naturales, de partida tiene que tener una filosofía orientada a este estilo de vino. Llevo veinte años trabajando con vinos naturales y es muy difícil porque hay que tener mucho tesón, porque es un producto que todavía no está arraigado. No hay una concientización del mercado, porque uno tiene que vender para poder vivir de esto. Cuando uno es perseverante y cree en lo que está haciendo, está bien, uno sigue. Tenemos distintas variedades como moscatel y vino país. La gracia que tiene el vino natural, es que, es la expresión tanto de la uva como del entorno y de la mano que lleva este proceso. Yo lo considero un alimento y eso marca la diferencia», dijo.

Carolina Alvarado, vitivinicultora y miembro activo de la Cooperativa Marga Marga en Quilpué, aceptó la invitación de viajar a Talca y exponer su experiencia porque «hay un diálogo, son valles antiguos y con patrimonio, que a partir de la asociatividad vamos empujando espacios diferentes que intentan avanzar hacia la mantención de la producción pequeña. Somos una cooperativa que no solo vende a nivel local, sino que, también exporta por una necesidad, dado que no hay un mercado posible para nuestros vinos solamente en Chile, ya que es un espacio muy pequeño para poder hacerlo. Entonces, hemos ido generando vínculos con gente en el exterior y se van dejando pequeñas cantidades en distintos países como : Francia, Grecia, España, Perú, Brasil, Guatemala, y eso permite que, la cooperativa que es de muy pocas familias, pueda sobrevivir. Hay experiencias que sí han resultado exitosas, siempre que se trabaje colectivamente, donde haya una institucionalidad que esté trabajando a la par, y donde vamos superando etapas en conjunto. Nuestros abuelos hacían prácticas agroecológicas, que también redundan en lo económico de la producción vitivinícola, que es uno de los temas de este importante seminario. Este encuentro gesta un desafío y una oportunidad, porque el Maule es un diamante en bruto, porque tiene una diversidad maravillosa, tiene productores y eso en el fondo, permite desafiar y convertir una gran oportunidad a futuro», concluyó.