COMUNALREGIONALTalca

Camila Valdés, socióloga, profesional de Gestión Territorial del Servicio Jesuita «Migrantes» en Santiago: «Mientras más migrantes legales hay en Chile, más control tenemos de la situación»

Uno de los grandes desafíos para los gobiernos de todo el mundo es el tema de la migración. Según la estimación más reciente en el 2020, había en el planeta aproximadamente 281 millones de migrantes internacionales. una cifra equivalente al 3.6 % de la población mundial.
Sin duda que, el tema de las migraciones internacionales ha aumentado ostensiblemente en las últimas cinco décadas, pese a que, con el brote del covid 19, las cifras se mitigaron debido a las restricciones impuestas por numerosos países. Ahora la situación ha vuelto a cambiar porque estamos en otra etapa en materia de salud, y sin embargo, el problema migratorio sigue muy latente y es materia de interés de la ONU.
De acuerdo a las cifras publicadas por este organismo : «Europa y Asia acogían en el 2022, alrededor de 87 millones y 86 millones de migrantes internacionales, respectivamente, sumando el 61 % de la población mundial total de migrantes internacionales. Les seguían América del Norte, con casi 59 millones de migrantes internacionales, equivalentes al 21% de la población mundial de migrantes, África, con el 9%, América Latina y el Caribe, con el 5%, y Oceanía, con el 3%.
En relación con el tamaño de la población de cada región, en 2020 tenían las proporciones más altas de migrantes internacionales Oceanía, América del Norte y Europa, con un 22%, un 16% y un 12% de la población total, respectivamente. La proporción de migrantes internacionales era relativamente pequeña en Asia y África (1,8% y 1,9%, respectivamente) y en América Latina y el Caribe (2,3%).
Sin embargo, el crecimiento más marcado entre 2000 y 2020 se registró en Asia, con un aumento del 74% (alrededor de 37 millones de personas, en cifras absolutas). Europa experimentó el segundo crecimiento más alto durante este período, con un aumento de 30 millones en el número de migrantes internacionales, seguida de América del Norte (18 millones) y África (10 millones).


«Diario Maule Hoy» quiso aterrizar a la realidad migratoria actual en Chile y para ello, aprovechamos de entrevistar a Camila Valdés, socióloga, profesional de Gestión Territorial del Servicio Jesuita «Migrantes» de la oficina de Santiago, que participó esta semana en la Fundación Madre Josefa de Talca para el primer Encuentro del proyecto «Construyendo una Sociedad Intercultural».
¿ Cuál es la situación de la migración en Chile hoy día?
«Actualmente se ha hablado de un crecimiento sostenido por las distintas situaciones políticas en la región americana. Ha existido ahí un flujo que se ha ido incrementando con el tiempo. En Chile hace algún tiempo, la migración peruana fue muy fuerte y últimamente hemos recibido personas de Venezuela y Colombia, por un contexto de situación política en los países de salida. Si, efectivamente se ha incrementado harto, porque se habla de una situación de emergencia y de una crisis migratoria, principalmente no por la cantidad de personas que ingresan al país, sino porque los mecanismos estatales están quedando obsoletos. Los trámites en los que se han sometido a los migrantes, los procesos no se han agilizados, porque por otra parte hay un fuerte mecanismo de discurso político que se ha ido perpetuando con los gobiernos. Actualmente se habla harto de seguridad para hablar de la migración y la seguridad está muy relacionada a lo que tiene que ver con la delincuencia y el narcotráfico. Entonces, nos vemos enfrentados a esas dos cosas, mecanismos más burocráticos que no agilizan los procesos, y por otro lado, hay un fuerte discurso político un poco despectivo contra la migración».


¿ Qué promueven ustedes desde el Servicio Jesuita?
«Nosotros promovemos la legalidad de la migración y que viene a mejorar el contexto migratorio para las personas y a nivel país. Mientras más migrantes legales hay en Chile, más control tenemos de la situación. A diferencia de, – si fomentamos los mecanismos de expulsión por ejemplo- , fomentamos el cierre de fronteras, promovemos la migración ilegal y no tenemos tanto control de la situación y las cifras se van de las manos, y ahí no se pueden ofrecer soluciones más concretas».
¿ Cómo hacer la diferencia entonces, entre el migrante que viene con su familia a hacer un aporte a nuestra sociedad, y el otro, que viene escapando de la justicia?
«Si en realidad hay dos tipos de personas y en ese sentido, como que ocurre esta distinción para hablar particularmente de la migración. Y eso es problemático. La distinción entre cuestiones más delictuales y lo que no es delictivo, se debe hacer en todos los Estados independientes de la movilidad humana. Entendemos desde el Servicio Jesuita Migrantes que la movilidad humana es más bien, un proceso natural y un derecho. Por lo mismo, yo creo que es importante que, dentro de los Estados, siempre se pueda ejercer la ley de la misma manera. Y fomentando que existe una condición de desigualdad y vulnerabilidad de personas migrantes. Es hablar de cuotas de género y hablar de los grupos minoritarios que se encuentran en una situación de vulnerabilidad en la sociedad. En ese sentido, hay que legislar desde ahí. En resumen, no existen tipos de migrantes, sino que existen tipos de personas. Las personas que puedan ingresar, en este caso desde la sociedad receptora, siempre tenemos nuestros propios mecanismos legales para enfrentar el narcotráfico y la delincuencia».
¿ Es insostenible la crisis migratoria actualmente considerando el cambio climático, el hambre, la pobreza y situaciones determinadas de vulnerabilidad?
«Entendemos que existen procesos políticos, pero también existen procesos medioambientales que están forzando a las personas a encontrar nuevos territorios de supervivencia. La búsqueda por el agua, y mejores condiciones de vida, territorios más sostenibles, es una realidad y de alguna manera, esto siempre ha sido parte de nuestra historia. Yo creo que lo estamos abordando como lo que es, más allá de un crecimiento sostenido, las olas migratorias vienen y van, son procesos políticos, sociales y medioambientales, y por lo tanto, sería bueno romper con el discursos de que se viene una ola migratoria. Eso quiere proyectar que nos enfrentemos y preparemos para algo que no hemos vivido antes, cuando en realidad siempre ha sido así. Particularmente con el cambio climático, puede haber una ola migratoria que puede expandirse un poco más, porque claramente estamos en una crisis climática sin precedentes. Entonces hay que fortalecer los mecanismos de legalidad para que las personas migrantes puedan hacer sus procesos legales de manera más agilizada y fomentar la migración legal».
¿ Qué otros países han migrado en los últimos cuatro años a Chile?
«Nicaragüenses porque también hay una crisis importante allá en esa región y haitianos. La emigración peruana en el norte, sigue estando muy presente, igual que la emigración boliviana. En particular, se ha hablado bastante de colombianos y venezolanos porque están más expuestos a situación de vulnerabilidad. Nosotros tenemos oficinas en el norte, que se enfrentan harto a estas llegadas de migrantes colombianos y venezolanos pobres, que necesitan sobrevivir en un espacio donde no tienen a nadie más, por lo tanto, ponen las carpas en los espacios públicos, y eso impacta a la ciudadanía. Yo creo que, por eso está la percepción que hay mayor emigración venezolana y colombiana. También hay una migración sostenida de Nicaragua, Brasil, Argentina y Haití».
¿ Ustedes tienen cifras sobre cuántos emigrantes hubo el año pasado?
«Ese es el mayor problema. No hay cifras. Por lo mismo, vuelvo a repetir y quiero ser muy majadera en esto, la migración legal es la que permite tener las cifras y como no hay un mecanismo que pueda agilizar esos procesos, no tenemos cifras exactas, por lo tanto, los Gobiernos y los Departamentos asociados a la Migración, no pueden tener claridad de las soluciones».
¿Cómo ves este tema este año, desde el Servicio de los jesuitas?
«Desde el Servicio Jesuita Migrantes y particularmente desde este proyecto, queremos hacer frente a todo el contexto político y legislativo al que se enfrenta Chile. Creemos que existe un escenario político que está bien efervescente, con muchas ideas de programas de políticas públicas, entonces desde la inmediatez, nosotros como Fundación vimos la necesidad de crear espacios de participación, y llevar la Democracia a las personas no nacionales y que simplemente por habitar el territorio, ellos necesitan ser parte de todas las decisiones que son susceptibles de afectarlos. Queremos promover todos estos espacios de participación, desde una vereda no tan consultiva y que sea más participativa. Por lo mismo, planteamos una metodología bien lúdica y regional. Ya que estamos no solo en el Maule, también estamos en la Región del Bio Bio, en la región de Antofagasta, Tarapacá, Arica, Parinacota, Valparaíso y la región Metropolitana. Es un estudio exploratorio y la idea es poder ir empoderando a la población migrante, también de la sociedad receptora, en estos espacios donde hay que dar la opinión sobre temas que nos importan», concluyó.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *