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Emotiva despedida a Eduardo Véliz en la Escuela San Miguel de Talca

Todo estaba preparado el lunes 29 a las 14:30. Los niños y niñas en el gimnasio de la Escuela, con sus profesores y asistentes. Al frente, un proscenio dispuesto. De pronto, ingresa al lugar don Eduardo Enrique Véliz Rojas en medio del aplauso cariñoso de la comunidad educativa, presidida por la directora, Sra. Ana María Arriola, junto Leonardo Montecinos Castiglione, Coordinador de Enseñanza Media del DAEM Talca, e invitados, como quien escribe esta nota. Hermoso fue ver cómo el «tío Eduardo», recibió el afecto espontáneo y natural, como el mismo acto, sencillo y solemne. Hubo palabras de reconocimiento a la trayectoria y servicio de años, recitación del poema «gracias» por un niño, interpretaciones musicales y de canto por profesores, regalos. ¡Toda una fiesta! Es que don Eduardo, hizo su vida en la escuela. En ella estudió, trabajó, vivió, tuvo a sus hijos y nietos. Hoy, una hija lo secunda en la labor, como inspectora. Se trata de una esforzada tradición familiar. «Aquí estudié, también mi familia –dice con legítimo orgullo-, todos me respetan y me llevo bien con todos. Es un privilegio lo vivido, porque la escuela es como mi casa…», sentenció.
Finalizó al acto con el himno de la escuela cantado con entusiasmo. Todas las voces vibrantes salían del alma y un corro de niñas y niños, abrazaron al «tío Eduardo», en alegría y festividad. Para, retornar, luego, los escolares a sus salas. Mientras, don Eduardo y familia, compartía con directivos e invitados una cálida recepción. En fin, el acto común puso en valor el trabajo de un hombre y su servicio a la educación. Es lo que deseo resaltar, con las imágenes y palabras de la directora y de su hija. Un encuentro emotivo de reconocimiento y gratitud, que da cuenta del buen espíritu que inspira a la escuela San Miguel en Talca.
El tío Véliz


«¿Cómo está mi princesita», «¿quién me sacó las llaves?». Y, «me dejan la sala limpiecita y me recogen todos los papeles…» Estas son las frases que han acompañado el día a día a don Eduardo Véliz Rojas quien por la cantidad de años de permanencia en esta escuela ya lo consideramos con cariño como parte nuestra.
Conocido como el «tío Veliz» por las generaciones actuales y anteriores, por su trayectoria de 31 años como funcionario de la escuela 1.992-2.023. Don Eduardo llega como estudiante a la escuela antigua, sin repetir ningún curso. Según sus palabras, recuerda que se usaba en ese entonces como uniforme: mameluco café, y que tomaba leche con galletas de la Junaeb de esa época. Fue un estudiante travieso y esforzado. Años más tarde vuelve para ser parte de la escuela como funcionario, acompañando a los directores: Don Octavio Wolf, luego Sra. Leontina Loyola, Sra. María Inés Celis, Sra. Elba Faúndez y quién les habla.
Don Eduardo y su familia vivieron en la escuela alrededor de 15 años 1.994-2.010. Al dejar la casa del edificio antiguo el director Don Octavio Wolf, él pasa a ocupar la vivienda que tenía la antigua escuela con su señora Lidia Fernández y sus dos hijas Karen y Patricia quiénes también estudiaron en esta escuela. Del mismo modo lo hicieron sus nietas Florencia, Constanza, sus nietos Guillermo y Javier. Todos ellos cursaron su enseñanza básica aquí.
El terremoto del año 2010 deja a la escuela con daño estructural. Los estudiantes y docentes son trasladados a continuar con sus actividades pedagógicas al liceo Héctor Pérez Biot que los recibe por un año, don Eduardo se queda ese año en este lugar, como cuidador.
Don Eduardo atesora décadas de recuerdos, los que toman relevancia al cumplir el centenario de la escuela, donde a través de entrevistas, reuniones, fotografías se recopila la historia de la escuela traduciéndose en la «Revista Conmemorativa de los 100 años» en 2.018. Él conoce y aporta detalles de la historia, anecdotario y trayectoria que atesora la institución.
Una de sus hijas Karen Véliz Fernández inicia su trabajo como asistente 18 años atrás, pasando el año 2.022 a ser del equipo de Inspectoría. Es decir, su padre entrega la posta a la hija del cariño y el compromiso con esta escuela.
Conocido, querido y respetado por muchas generaciones de estudiantes, docentes y apoderados, don Eduardo, con buen ánimo, colaboración y espíritu de servicio, desempeñó sus años laborales al alero de esta institución. Creemos que las instituciones reposan en las personas que la forman, pues el rostro y el espíritu de las instituciones son las personas.
¡Don Eduardo es el momento que inicie una nueva etapa en su vida! ¡Disfrute de su familia y de aquellas cosas que le son atractivas en este tiempo nuevo con el que cuenta y podrá administrar con libertad!
Agradecemos toda su entrega, amabilidad y compromiso demostrado con este espacio que también fue y será siempre su casa.
Ana María Arriola
Directora Escuela San Miguel
Palabras de hija: ¡eres el mejor!
Buenas tardes a todos los presentes…
Padre en este momento quiero expresar lo orgullosa que me siento de ti y de ser tu hija. En esta escuela hay tantos recuerdos que vivimos… Quedan plasmados en el corazón, como también en este lugar. Por eso es que estar en nuestra escuela, es sentirse que estamos en nuestro hogar, este lugar que te vio crecer como un niño, marido, papá, trabajador y amigo.
Trazaste un legado para nuestras vidas y seguimos el mismo camino para estudiar en nuestra escuela, tus hijos y tus nietos. ¡Lo mejor es que tuve la dicha de trabajar a tu lado todos estos años donde hemos visto pasar generaciones! Claramente usted más que yo. Pero, yo vi expresar el cariño por ti, ese cariño que te has ganado por medio de tus alegrías y disposición para ayudar a los demás. Hay personas como directores, profesores, asistentes, apoderados y, sobre todo, el de los niños, a pesar de tu personalidad mañosa ¡naah! Pero es mentira, ya que eres la persona más cariñosa que hay.
Comenzarás una nueva etapa en tu vida después de tantos años de trabajo: disfrútala, yo siempre estaré a tu lado. ¡Papá, Papito, Tío Véliz, Tío Eduardo, Don Eduardo, te amo y lo seguiré diciendo siempre: ¡eres el mejor!

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