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La instalación de las torres de alta tensión en San Clemente, afectan la vida silvestre y sepultan el turismo de montaña

Es muy complejo en Chile, compatibilizar proyectos de producción económica extractivista con el cuidado y la preservación de la naturaleza. Los objetivos de ambos bandos tienden a chocar, y en alguna medida, no existe responsabilidad de algunos empresarios por cuidar el patrimonio medio ambiental cuando priman exclusivamente sus propios intereses.
En este sentido, la conversación con CODEFF, subraya cómo resolver las urgencias apremiantes, tomando en consideración, que son una agrupación dedicada hace más de 51 años a la defensa y conservación del patrimonio natural.
¿En qué fase está el proyecto que lideran, denominado «Salvemos al Pudú»?
El Pudú es una especie carismática y emblemática que sólo habita en Chile central, sur y parte también de Argentina. Es el segundo ciervo más pequeño del mundo, está amenazado y depende del bosque nativo donde se refugia y se alimenta, especialmente en nuestra zona, donde éste procrea y se desarrolla.
Como los bosques han sido seriamente intervenidos, especialmente en la cordillera de la costa, y además hemos tenido gigantescos incendios forestales en el 2017, se produjo entonces, una disminución drástica de su hábitat,
También los perros con dueños significan una amenaza, pues transitan libremente y se alejan de sus hogares hasta 10 kms. y forman jaurías, atacan ganado doméstico y obviamente especies de fauna silvestre, como el pudú.
Hemos efectuado seguimientos en lugares que tienen un trabajo muy adelantado al respecto, como la comuna de Río Claro, donde desarrollamos un proyecto FPA muy hermoso, en el cual identificamos los lugares donde habita y sus amenazas más recurrentes, como la caza furtiva.
Somos responsables de mantener la especie, por eso, hemos creado el Comité de Conservación del Pudú en la Región del Maule, integrado por organizaciones gubernamentales como CONAF, SAG, Seremi de Medio Ambiente, y con organizaciones muy activas como el Municipio de Río Claro, CODEFF, la Fundación Trekking chile y la Universidad Santo Tomás.
A partir de allí, participamos activamente en el Plan Nacional de Conservación del Pudú de la CONAF, con tres talleres realizados en Concepción, Valdivia y Chiloé. y expusimos sobre las amenazas del pudú en el Maule.
¿En qué aspectos se concentra el trabajo actual de este Comité de defensa del Pudú?
Actualmente este Comité está levantando un expediente para ser presentado ante el Ministerio de Medio Ambiente, para que la especie sea considerada dentro de los planes recoge, que es el plan de recuperación, gestión y conservación de especies, que le da una categoría prioritaria dentro de las más amenazadas.
Por otra parte, hemos levantado un proyecto del comité, que lidera la Fundación Trekking Chile, que es construir un centro de cría y reproducción del pudú, con el fin de aportar en aquellas zonas, donde la especie está declinando, y apoyados en educación ambiental, con los municipios que juegan un papel sumamente importante de ordenanzas y otras iniciativas de protección.
Estamos trabajando en conseguir los fondos, porque la construcción de este centro con atención médica veterinaria especializada y un cierre perimetral, significa más de 120 millones de pesos. Estamos en contacto con organizaciones internacionales, para lograr solventar los gastos de este importante proyecto.
En otro aspecto, ¿Qué alteración provoca para la vida silvestre un proyecto emblemático como el de «Interconexión Internacional de interés privado, Los Cóndores» y por qué es importante que se suspenda en la zona cordillerana de San Clemente?
No solamente que se suspenda, sino que, no existan más proyectos de esta índole. Lo que estamos proponiendo un sin número de organizaciones ambientalistas, sociales, comunitarias, deportivas, ecologistas, etc., es que terminemos con la zona de sacrificio de la cuenca del Río Maule. Esta cuenca por años ha soportado la instalación de centrales hidroeléctricas que han intervenido el río en casi todo su cauce y en la cuenca alta.
El caudal ecológico mínimo a que se comprometen y en periodo de sequía y crisis hídrica, baja muchísimo como ahora. Estamos en un punto de inflexión porque además, ponen en riesgo el regadío de frutas, hortalizas y verduras, y por lo tanto, la actividad agrícola y pecuaria se ve seriamente amenazada. La alimentación de la población se vulnera y eso no puede seguir ocurriendo.
Entonces ¿Las centrales hidroeléctricas no generan trabajo?
Generan trabajo a un número muy determinado de personas durante su construcción. Durante su funcionamiento, estas centrales están plenamente automatizadas, las controlan desde Santiago, y en rigor, no tiene más de 5 o 10 personas en trabajo permanente. Donde pretenden instalar las torres, es una zona altamente rica en biodiversidad, hay dos grandes ambientes que se superponen y eso le da características de refugio a especies muy singulares y endémicas de fauna y de flora. Instalar una torre de alta tensión significa remover toneladas de tierra, abrir caminos, servidumbre, y la propia transmisión de energía eléctrica genera campos electromagnéticos que, todavía está en estudio, cuánto puede afectar a la vida silvestre.
Junto con ello, las comunidades locales también son amenazadas porque llenar de torres de alta tensión va en contra de este principio, del Plan Estratégico de desarrollo de la Región del Maule, que es generar una potencia de turismo sustentable. Con esto sepultan la posibilidad de efectuar turismo de montaña.
Hay hechos que realmente no deben suceder. Le cuento que meses atrás, producto de un hallazgo que hizo una montañista Bárbara Meneses, nos dimos cuenta que se destruyó un petroglifo cercano a la Laguna del Maule, considerado patrimonio arqueológico de la Humanidad. Dimos aviso a Monumentos Nacionales y a la unidad regional y no se ha hecho nada. De alguna manera, se han destruido miles de años de historia.
¿Cómo han funcionado los centros de rehabilitación de animales autóctonos considerando esta época de la pandemia?
En los incendios se recibieron muchas especies: reptiles, zorros, aves de todo tipo, y pudúes. En Casa Chueca instalamos a los pudúes y la verdad es que la mayor parte de los individuos no pudieron salvarse.
Actualmente nos estamos preparando. Con el servicio médico veterinario a través del Dr. Rodrigo Villalobos, un gran impulsor de la conservación de la fauna, estamos generando reuniones con los Municipios, para formar equipos de alerta temprana que puedan asistir en casos de incendios forestales a los animales silvestres, dar los primeros protocolos de rescate y derivar las especies accidentadas a los centros de rehabilitación que hay en la región como la Casa Noé.
¿Qué trascendencia tiene para Chile la Estrategia Nacional de Conservación de Aves en circunstancias propias del cambio climático?
Debemos reconocer que hay un pulso muy fuerte de parte de las autoridades por sacarla adelante; hay organizaciones internacionales que prestaron asesorías, nosotros como CODEFF del grupo núcleo, participamos directamente y ello nos permitió colocar nuestra visión en esta iniciativa. En el contexto del cambio climático esto es fundamental, porque sabemos que sus efectos determinan la actividad de numerosas especies de aves.
¿Qué importancia tiene la promulgación de la Ley del Cambio Climático en Chile?
La mayor parte de las organizaciones ambientalistas como CODEFF tienen cifradas esperanzas en que tengamos un instrumento – país, para enfrentar los efectos del cambio climático. Eso para prevenir lo que se pueda hacer, adaptar y mitigar lo que haya que mitigar y para promover las soluciones más atendibles basadas en la propia naturaleza. Además, esperamos que el nuevo gobierno de Boric firme el Acuerdo de Escazú, que impulsó Chile a través de dos administraciones, Bachelet y Piñera 1, y sin embargo, increíblemente después no se firmó, siendo un país impulsor y patrocinante del proyecto. Ojalá que ahora ambos proyectos se aprueben y firmen.

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