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Carpinteros de Ribera, Patrimonio Vivo

Constitución. Como Diario Maule Hoy, salimos a descubrir, que tantas tradiciones quedan, en el Ex Puerto Mayor de Chile, sí, Constitución fue Puerto Mayor, tras el cambió de la Constitución de 1828, Constitución recibió, entre otros estímulos por la importancia de su tradición marinera y de aporte al desarrollo de Chile., pero la pugna con el Puerto de Valparaíso y la gran influencia de personajes de hoy puerto principal de Chile y la cercanía con la capital hicieron que el Gobierno de Domingo Santa María González, en 1883, Centralizará los poderes administrativos y territoriales.
La carpintería es un oficio tradicional, que nace en los albores de la Conquista de Chile, ya como dijimos en el reportaje anterior, que Juan Jufre, fue el primer encomendado en Chile, para desarrollar embarcaciones que prestasen auxilio a las fuerzas españolas para la Conquista de Chile.
Pero viajaremos abruptamente, hasta nuestros días, para contarles la historia del último astillero y los últimos Carpinteros de Ribera. La Carpintería de Ribera, es un oficio ligado a la construcción de embarcaciones de madera, hoy en día, el último Astillero de Constitución, tiene como protagonistas a dos trabajadores, que han pertenecido al astillero que no ha descansado en varios siglos, desde que se inició la Construcción Naval de Chile, cabe destacar que está se divide en dos partes, la llegada de Jufré por encomienda de la Corona de España, y otra que diversifica y le da renombre a la Construcción Naval de Nueva Bilbao de Gardoqui, con los vascos fundadores. El reciente designado, Gobernador de Chile, Ambrosio O´Higgins, de origen Irlandés, creyó en la tozudez de los vascos, encabezados por Santiago de Oñederra, quienes con el apoyo del Señor de la Cruz, de Talca, elevaron una solicitud para crear una villa. El Decreto de Fundación, fue en el año 1794, y desde allí, los vascos, quienes habían vuelto sus ojos a la tierra y crear sembradíos, comenzaron a diversificar las construcciones navales, creando fuertes lazos con las villas aledañas, donde en poco tiempo las embarcaciones de los vascos tomaron gran renombre en todo el mundo, ya que la explotación de los bosques nativos, fueron el realce de estas naves, con el roble Maulino, árboles nativos de la zona.
Desde la decadencia de la «Construcción Naval Maucha», en la década del año 2.000 en adelante, las embarcaciones y los astilleros fueron desapareciendo, por variados factores, sin el apoyo de reactivación o buenas pescas de la zona.
Los Faluchos y las Lanchas Mauchas, tras esta crisis productiva, fueron mermando, desapareciendo por absoluto, la tecnología tuvo un rol clave en hacer desaparecer a los primeros, la mecanización de los puertos, hacían que la utilidad y fines de portones de carga, que tenían los faluchos, fueran innecesarios para estas actividades productivas portuarias, y las Lanchas Mauchas, su factor fue sin duda, la baja en las pescas por la sobre explotación industrial de los recursos marinos, ante la desprotección de los Gobiernos de turno, fueron la gatillante en la muerte de la carpintería de ribera.
El Último Astillero, que fuera de Olga Muñoz, antes de su padre Gabriel Muñoz, y este de sus padres y abuelos, por generaciones, fue desapareciendo paulatinamente, solo le quedaba hacerse de las reparaciones de las embarcaciones, que subsistían en la pesca artesanal, ya en decadencia, el golpe de gracia, fue también un factor menor, los efectos del terremoto y tsunami del 2010, algo que hizo perder gran parte de las herramientas y destrucción masiva del astillero, con la llegada del plan gubernamental de la creación de un parque fluvial, los mauchos apoyaron la idea de conservar un astillero al menos, y así lo entendió el Serviu, como el Ministerio de Vivienda y Urbanismo, quienes tienen aún contemplado el espacio para la conservación de un astillero y otro varadero de embarcaciones, donde aún se encuentran trabajando los dos últimos Carpinteros de Ribera, que existen, y quienes a pesar de las expropiaciones, «no han dejado morir su arte».
Patrimonio Viviente. El primero de ellos, es, Mario Antonio Pereira González, de 65 años de edad, 45 años como Carpintero de Ribera, quién llegó a trabajar junto a su padre, Luis Humberto Pereira Garrido, quién construyó Faluchos, aunque su padre, quería un mejor destino, el apoyo de los maestros y hermanos, Hugo y Julio Castillo, hicieron que Pereira siguiera la tradición marinera de su padre en la «Carpintería de Ribera», quienes lo trajeron como aserrador, luego paso netamente a la construcción de Faluchos, y bajo su desaparición, construyó lanchas, para diversos puntos del país, principalmente para Valparaíso, el sur de Chile y obviamente la comuna maucha.
Al ser consultado, por este arte marinero, Mario Pereira, manifestó, «nos quedamos aquí por tradición, desde que hacíamos Faluchos, y luego las Lanchas Mauchas, aquí estuvo trabajando mí padre, mi abuelo y bisabuelo, pero tuve la fortuna de trabajar junto a mi padre», no sabría hacer otra cosa que trabajar en este astillero, es mi vida y una tradición de esta comuna, que no quiero dejar morir, no queremos que pierda la tradición este astillero, que quede uno para allá y otro para acá, dijo refiriéndose a su compañero, Patricio Murga, queremos que nos reconozcan en vida, no cuando uno haya muerto, que nos permitan hacernos cargo de continuar con la tradición de este astillero, que es el último que aún queda, por varios siglos de historia ininterrumpida».
Por su parte, Patricio Eduardo Murga Sepúlveda, nos enunció, «llevó 35 años trabajando, mi suegro fue quién me trajo y por él estoy trabajando acá aún, quien era de maestro mayor de los carpinteros». «Muere este astillero y muere la tradición de un pueblo» Concluyó Murga.
Al ser consultado, el Armador y dueño de lanchas, José Miguel Verdugo, nos manifestó, «estamos ligados toda la vida con los carpinteros de la ribera, mi padre fue dueño de lanchas y trabajamos desde que tengo uso de razón, con los carpinteros, es importante que se les reconozca, y sean declarados Patrimonios Vivientes y que hereden o sigan trabajando este astillero».
El Capitán de Embarcaciones, Alejandro Pizarro, expresó, «yo lo conozco más de 25 años, es uno de los que esta quedando activo, es el más viejito en está época, pero fue el más joven en su época de los faluchos, junto a su compañero, Patricio Murga, antes ellos construían con sierras corvinas, a pura mano las embarcaciones, con técnicas de siglos, aunque ahora, solo reparan embarcaciones, es un trabajo que está quedando obsoleto, pero mientras sigan, representan al Patrimonio de la comuna y la tradición marinera, son un patrimonio de la cultura».
Existen aún dos tripulantes de Faluchos, Emilio Henríquez y Manuel Arsenio Muñoz Concha, de 77 años de edad, y quién está dedicado a la pesca artesanal, este último nos concedió una nota, «primero comencé de aprendiz, mí primer capitán fue Manuel Henríquez, el otro capitán fue Manuel Fierro, mí padre fue capitán, Arsenio Muñoz Acuña y mi abuelo Pedro Muñoz Neira, tuve más de 20 viajes, un mes completo demorábamos al norte, donde no tenían cubiertas los faluchos, servían para pasar el cobre a los buques, en ese tiempo no había correas transportadoras de carga, se demoraban semanas en cargar las planchas de cobre desde los faluchos a los buques».

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