Advierte investigador INIA, Lluvias y frío de junio no significan vuelta a normalidad climática
«El comienzo de junio tuvo un sabor a invierno en el centro sur de Chile. Prácticamente una semana completa de calles escarchadas y frío muy intenso, que acabó con una lluvia breve, pero contundente» señaló el investigador y especialista en agroclimatología de INIA Quilamapu, Raúl Orrego, tras analizar los episodios que afectaron a las regiones de Maule, Ñuble y Biobío y que se reiterará con nuevas precipitaciones los últimos días del mes.
El ingeniero y doctor en recursos naturales destacó que la nieve acumulada en la cordillera y en los volcanes Descabezado (Maule), Nevados de Chillán (Ñuble) y Antuco (Biobío), además del fin de abril lluvioso, hizo pensar a mucha gente que el año aparentaba tener «buena pinta», ya que volvía a parecerse al otoño de antes; sin embargo «los datos duros nos hablan de otra realidad, pues hay que asumir que la condición seca es una nueva normalidad», enfatizó.
En términos simples, el investigador explicó que estamos viviendo un año caracterizado por la presencia del fenómeno de la Niña que, aunque de baja intensidad, «ha sido particularmente extensa, proyectándose un extremadamente raro tercer año Niña consecutivo».
«La condición Niña se asocia en otoño e invierno, más o menos de Concepción al norte, a una condición más seca y fría de lo normal, lo cual ha sido bastante exacto a lo observado», sostuvo Raúl Orrego.
«En efecto, el año ha sido más seco de lo normal, tendencia que solo se quebró con las lluvias recibidas a fines de abril». Al respecto, aclaró que a mediados de junio aún existía un déficit anual de precipitaciones que oscilaba entre el 20 y el 30 % en la depresión intermedia del Maule (disminuye hacia la cordillera y costa), y en torno al 20 % en la depresión intermedia de Ñuble (también disminuye hacia la cordillera y la costa). «Solo en Biobío los valores están en torno a la normalidad».
En lo concerniente a la temperatura, el investigador de INIA Quilamapu indicó que el frío fue importante en mayo, observándose temperaturas que fueron aproximadamente 1°C más bajas en promedio. Sobre de junio, Orrego sostuvo que comenzó con una «helada muy severa, que si bien fue muy intensa, no fue tan severa como las observadas en julio de 2007 en Ñuble y Maule».
Agregó que lo anormal fue que las temperaturas bajo cero se registraran también en la costa, lo que «pudo haber afectado algunos frutales sensibles como paltos y papayos (característicos de esa zona), aunque no tenemos reportes de daños generalizados a este respecto». En cuanto a la región del Biobío, explicó que el evento de frío fue severo en la depresión intermedia, pero no en la costa.
Consultado por la posibilidad de que las temperaturas bajo cero se repitan durante el invierno, el científico recalcó que «si bien se repite el patrón de que el evento ocurre en un año Niña (2007), no son esperables heladas de la misma intensidad y duración en un plazo cercano».
Desde el punto de vista agrícola, Raúl Orrego destacó la nieve acumulada en la cordillera (a diferencia del año pasado) «aunque no en el volumen necesario en términos del agua almacenada, de hecho se tiene un déficit en torno a un 80 % respecto de lo observado históricamente».