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El Maule bajo agua

No es difícil dilucidar cuánta devastación hemos sufrido en la Región del Maule, estos intensos días de lluvias inclementes, y que ha puesto, una vez más, en las portadas noticiosas de todo Chile y de algunos medios internacionales, las consecuencias humanas y materiales sufridas por nuestra gente.
Comunas anegadas por el desborde de esteros, canales de regadío y ríos, se repiten hasta el cansancio en una tangente ascendente que no ha dado tregua y, sin embargo, ha mostrado lo mejor que tiene el chileno cuando solidariza con los caídos en desgracia.
Han sido días especialmente agitado para la capital regional, debido al desborde del río Claro en Talca, que ya venía con su cota máxima el día anterior y que superó todas las expectativas, anegando poblaciones aledañas como Aurora de Chile y Rene Schneider, y campos deportivos tan modernos, como las canchas de pádel y de fútbol del recinto «Green Club» y el Estadio Fiscal de la Alameda.
El Río Claro fue solo un ejemplo del enorme caudal que arrastra todo a su paso sin dejar «títere con cabeza», como lo vimos también en los Ríos Lircay, Río Loncomilla, Río Maule, Río Mataquito, Río Teno, Río Lontué, Río Achibueno, Río Pumaiten, entre otros, que barrieron con comunidades agrícolas, predios, y en algunos casos, conexiones y puentes viales y ferroviarios.
En cada ocasión, fue muy importante la labor desplegada por las autoridades en terreno, pero también la de Bomberos, Carabineros, PDI, personal del SAMU, y equipos de Senapred, que vieron recargada su agenda con numerosas llamadas de emergencia y de evacuación.
También fue constante de este día, el trabajo en carretera de Vialidad, CGEI, el MOP, y empresas de telefonía móvil, que acudieron a distintos puntos geográficos de la región para prestar su ayuda y reponer los servicios básicos de agua potable, electricidad y conectividad vía Internet.
Aunque los canales de televisión insistieron en mostrar las comunas y ciudades más afectadas por el temporal, lo cierto es que, lo más duro está pasando en la cordillera y la precordillera, donde la intensidad del agua superó cotas históricas.
Cabe destacar que, solo el Embalse Colbún llegó a su límite el lunes a las 07: 00 horas y desde las 11: 00 horas, se vio obligado a abrir nuevamente sus compuertas para evacuar aguas abajo todo el excedente recibido de las lluvias y el agua nieve.
El caudal del vertimiento según indica el comunicado de prensa de la empresa, llegaba en torno a 4.000 metros cúbicos por segundo, lo que sumado al caudal que pasa por las turbinas para generar energía, suma alrededor de 4.100 metros cúbicos por segundo».
«Además, se especifica que, el monitoreo de la empresa constató «que el Río Loncomilla que aporta agua al Río Maule, ha mostrado un caudal de más de 8.000 metros cúbicos al segundo, mientras que, el Río Claro llega a 2.300 metros cúbicos al segundo».
Estas cifras explican el enorme flujo de aguas abajo, que han vertido hasta nuestros ríos, y que, abruptamente, se han visto sobrepasados por las intensas lluvias que se han producido en la parte superior de la cordillera.
Casos puntuales.
La situación regional no es nada halagüeña.
En Cauquenes, varios sectores se encuentran inundados por las crecidas de los ríos.
El tránsito por el by pass Sótero del Río se encontraba suspendido por la crecida del Río Tutuven. En la Ruta M 40 que conecta Cauquenes con Empedrado, existían múltiples deslizamientos de tierra y caída de árboles en las pistas, situación algo similar que se presentaba hasta Chanco, con el tránsito suspendido.
En la costa curicana, en Iloca, los cerros cedieron y arrastraron varias cabañas dañando vehículos y varias viviendas aledañas. La Ruta J-60 estaba suspendida mientras se realizaba el despeje del camino.
En otro lugar, particularmente en la Ruta J 55 altura kilómetro 30, el fuerte caudal del Río Teno arrastró en horas de la tarde, gran parte del asfalto y del camino.
En Linares, más de 24.000 personas quedaron aisladas, tras la destrucción del puente Tres Arcos sobre el Río Ancoa.
En Constitución, hubo un gran derrumbe en la localidad de Quinta Gaete, que afectó a varios autos en su condominio y al tendido de energía eléctrica.
Debido al desborde del Río Maule la ciudad costera se vio obligada a evacuar hacia sitios de resguardo y de mayor seguridad.
En la comuna de Curepto, en la localidad de Docamavida, frente a Licantén, hay numerosas familias que quedaron aisladas producto de la crecida del Río Mataquito..
En Colbún, la Ruta L 11 Orilla del Maule, absolutamente inundada, accidentalmente arrastró con la fuerza del agua, viviendas y otros enseres. No hubo personas heridas.
En este mismo sentido, la comuna de Licantén se encontraba aislada producto de las inundaciones.
En Lontué, las aguas eran tan correntosas que arrastraron todo a su paso, incluyendo un container metálico, mientras el Puente Rauco estaba a tope máximo y cediendo ya al paso de las corrientes hídricas.
En el sector de Itahue en Molina, bajo el Puente San Camilo, el agua cedió e inundó algunas propiedades.
Mientras que, 45 casas habitacionales fueron inundadas en la Villa Maria Auxiliadora en Curicó, por aguas servidas que irrumpieron desde los patios de los canales de regadío de una conocida Viña.
En otro lugar, el Estero Picazo destruyó por completo la Ruta entre San Clemente y Pelarco. El tránsito está suspendido.
En Vichuquen, la situación era la misma. El Liceo Nuevo Horizonte resultó completamente inundado por el Estero Uraco, mientras que, parte de la comunidad permanecía bajo el agua.
En Licantén, los habitantes respondieron a los llamados de evacuación, aunque según la autoridad, el agua ingresó de manera más lenta que en junio..
En Romeral, en el sector Guaico 2, la inundación llegó a tope en horas de la mañana, producto de las aguas del Río Teno, que se manifestaron abruptamente violentas, arrastrando todo a su paso.
Como se puede apreciar, fue un dia intenso, que nos volvió a rememorar la importancia que debe tener en nuestras vidas, el cambio climático en la agenda diaria, hecho sustantivo para corregir las falencias, aumentar las prioridades en las discusiones políticas, sociales y económicas, y velar por la seguridad de todos y todas que, de algún modo, salen afectados por estos gigantescos aluviones.

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