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Con solitario gol, Rangers consiguió valioso triunfo ante Barnechea en fria noche de sábado

Para la hinchada rojinegra era muy dificil que Rangers ganara este duelo ante Barnechea por la presión de no haber ganado en las últimas fechas y que además el equipo jugaba de local lo que sin duda es muy dificil en el Fiscal de Talca.
El duelo comenzó con intensidad y mostrando a dos elencos que querían buscar la portería contraria. Sin embargo, eso duró poco y el duelo se fue apagando y volviendo predecible y monótono en medioterreno.
Pasadaban los minutos y se tuvo que esperar hasta los minutos finales de la primera fracción para ver emoción en las porterías, primero con una semichilena de Christian Bravo en Barnechea, bien contenida por Yaor Bonnin y luego con tres arremetidas, en el arco visitante de Lionel Altamirano. La primera de ellas, cortada con una mano fuera del área del golero Salazar, no sancionada, después, con una palomita del argentino que se fue ancha: finalmente, con un tapadón de Salazar ante un cabezazo del trasandino.
El partido estaba abierto para cualquiera y la segunda mitad, daba la impresión, tenía historia por regalar aún. Ya en el complemento, en los 67′, Ignacio Herrera exigía una buena intervención de Yair Bonnin.
Diez minutos después llegaría el desahogo de las 2 mil almas que acompañaron a Rangers en el Fiscal. Tras una serie de rebotes en el área, en un balón que nunca pudo despejar la zaga «huaicochera» y de puntete, el recién ingresado Marco Sebastián Pol superó la resistencia de Álvaro Salazar y anotó la primera diana del encuentro.
De donde salio el gol, fue algo casi inesperado pero apenas llevaba 1´ de juego en cancha, cuando Marcos Sebastián Pol atropelló con todo en una jugaba que envolvió a un par de defensores huaicocheros para meter la punta del zapato derecho y correr hacia el codo sur para sacarse la furia del ostracismo en que lo tenía Dalcio Giovagnoli.
La victoria la terminó de afianzar el argentino Yaír Bonnín sacando de vuelo un cabezazo dirigido por Julián Rodríguez, en medio de las luciérnagas echas con los celulares encendidos en la fría noche talquina.

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