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Conversando con «Don Ignacio Peredo Ramírez», homenaje póstumo

Esta semana, el lunes 19 de agosto, a las 15:00 horas, en su hogar en Lontué, cerró sus ojos cansados, y su corazón dejó de latir, se apagaba la vida de un extraordinario y humilde hombre, que supo siempre entregar lo mejor de sí, por su gente, por su comunidad, sin odios, sin rencor.
A principios de este año 2024, específicamente el 03 de enero, viajó a la ciudad de Molina, junto a su hijo Luis, para saludar a mi madre que cumplía 90 años, quizás el buen Dios, lo quiso así, para que mi madre y todos mis hermanos, le abrazarán y le hicieran sentir su gran aprecio, indicándole incluso, que el comedor y la silla que estaba sentado, habían sido obra de sus prodigiosas manos, por allá por los años 70.
Dicen que todos los que fallecen son buenas personas, pero don Ignacio, lo demostró con creces, en su larga existencia sobre esta tierra, hoy ya se convertirá en leyenda, los que tuvimos en suerte, conocerlo, fuimos privilegiados. La última vez que le vi, fue una corta visita, de unos minutos, el sábado 03 de agosto de este año, yacía en su cama, su vista ya no era buena, solo le dije –nos vemos el día 10 de septiembre para su cumpleaños, el embozo una sonrisa y bese su frente. Me hubiese gozado, poder acompañarlo en su ceremonia fúnebre, pero la distancia, lo hizo impidió, pero si me queda la satisfacción enorme de su gratitud, cuando escribí lo que a continuación compartiré con vosotros.
Hoy deseo compartir una entrevista que le realice, el año pasado, después de mucho tiempo sin verle, y que resalta un poquito, lo grande de este hijo de la región del Maule.
Volver a encontrarme, después de varias décadas, con un hombre que fue importante en mi niñez, (en una época que los adultos no eran muy buenos con los niños) amigo de mis padres, es demasiado lindo, sobre todo que camina lentamente a cumplir 100 años en el mes de septiembre, muy lúcido aún, para expresar con claridad sus pensamientos, aunque su salud está un poco deteriorada. Oriundo de Curepto.
Era maravilloso salir con él es su camioneta, a principios de los sesenta, a comprar fierro, vidrio, huesos, por los poblados cercanos a Lontué. Tuvo muchos oficios, entre ellos fue: zapatero, transportista, comerciante, empleado de las fabrica «Vínicas Patrias» de Lontué, mueblista, panificador, conocido por toda la comunidad como «el maestro Peredo», o «compañero Peredo», hombre bueno, fiel a sus convicciones, de trato agradable, humilde y de un muy buen sentido del humor, generoso. Al observarlo veo que con el correr de los años tuvo un accidente en su mano derecha, pues le falta parte del dedo índice, – «fue haciendo trabajos de amasandería, posterior al 11 de septiembre del año 1973» – me señala.
¿Por qué, es tan conocido don Ignacio Peredo Ramírez? Bueno, él siempre estuvo ligado a la política, desde su juventud, donde fue Regidor por la comuna de Sagrada Familia y posteriormente, por muchos años concejal, en la comuna de Molina, siempre electo con las primeras mayorías.
El partido que él representaba no es de los más populares o queridos, es comunista, pero es amado y respetado por todos los sectores políticos, acudiendo a su domicilio, en la población San Carlos de Lontué, para pedir consejos y su ayuda, que siempre está dispuesto a entregarla, venga de donde venga, por el bien de su gente.
En el año 1948, en el gobierno de Gabriel González Videla, sufrió muchísimo, tras dictarse la Ley «Defensa permanente de la democracia», o llamada popularmente, la «ley maldita», la que dispuso la cancelación del partido comunista.
El 11 de septiembre del año 1973, fue detenido, pero liberado rápidamente, gracias a la oportuna intervención, de los sectores políticos contrarios a sus ideales, pues veían en él un hombre preocupado de trabajar por el bien común de todos, que no le hacía mal a nadie, al contrario, un conciliador y benefactor de su comunidad. Un político atípico. Siempre realizando lo que le señalaba su mente y su corazón, no su partido.
«-No fui el mejor, pero siempre hice lo que pude». «Fui un concejal de terreno, siempre compartí, con el campesino, la dueña de casa, el comerciante y el empresario». «Fui recibido en todas partes por ateos, católicos y evangélicos». «siempre en mi mente estuvo hacer el bien». Esta son algunas de las muchas frases que pude apuntar de esa linda conversación con don Ignacio Tarciso.
La farmacia popular de Molina, lleva su nombre, y fue declarado hijo ilustre de Molina, por decreto exento N°6946 del 24 de noviembre del año 2006.
En parte del decreto se lee lo siguiente: «Que la comunidad Molinense y sus autoridades se sienten orgullosos de contar entre sus miembros, con una persona dedicada por completo a buscar desarrollo y oportunidades de independencia de su pueblo, destacado dirigente vecinal, incansable luchador por mejorar la calidad de vida de su gente, regidor y actual concejal de la comuna de Molina». Ceremonia donde estuvieron invitadas las más altas autoridades de la región del Maule.
Padre de: Luis, Lidia y Ana, tiene cuatro nietos y tres bisnietos. Uno de sus penas grandes fue ver partir a su amada esposa, hace unos años atrás, doña Filomena Quezada.
Llegó de Lo Valdivia a radicarse a Lontué, donde lleva más de siete décadas, él ha sido artífice y promotor de grandes proyectos que beneficiaron grandemente a toda la comuna de Molina. En la pared de su living, tiene un cuadro, de un viaje de capacitación que hizo a la ciudad de La Habana, Cuba, y muchas fotos que acreditan su gran labor social.
Si en Chile, tuviésemos más Ignacio Peredo, que bueno sería para todos, un político con las manos limpias, preocupado del bien de sus votantes, de cumplir sus expectativas, dispuesto a trabajar, sin hacer aspavientos o buscar la fotografía.
¿Cómo es su relación con Dios? -Creo en él y es cercana. Me encomiendo a él diariamente.
¿Cómo vivió la pandemia del Covid? -En casita, cuidándome, no lo tuve, y si me dio nunca lo supe.
Al despedirme, le pido que me grabe un audio en WhatsApp, para mi madre, el emocionado accede, y una de las frases con la que saludo a mi viejita dice: «Yo no cambio, estoy un poco débil de salud, pero por acá estoy para servir».
Conversar con don Ignacio, fue emocionante, remontarme al pasado, a mi niñez, a recordar a mi padre ya fallecido, y a tantos buenos amigos. ¡Gracias maestro Peredo!, por todo lo entregado, en su labor de Regidor y Concejal en la región del Maule, creo que el paso de los años hará más grande su legado, pues ha dejado huellas muy lindas, por donde lo ha llevado la vida. Un honor conocerle y haber vivido junto a usted, hermosos momentos de una niñez bonita en Lontué.
Luis U. CONTRERAS Pino
luis.urbano58@gmail.com