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Historia familiar con el trabajo en crin, Teresa Barros, Artesana en Crin de Rari desde hace 35 años.

Aprendí como herencia familiar el arte de la cestería en miniatura que es la artesanía en Crin de manos de mi abuelita y de mi mama. Soy parte de la 4ta generación de artesanas del crin. De ellas aprendí la técnica y la minuciosidad de este trabajo único en el mundo. Sin duda es importante el traspaso de conocimiento tanto de las antiguas generaciones que me dejan esta gran responsabilidad, como el traspaso hacia las generaciones que vienen.
Historia del Crin.
Existen diversas historias. Yo me quedo con aquella que encontré más bonita.
Cuenta que las señoras iban a lavar ropa al rio y la dejaban con jabón remojando, entonces en esos momentos libres en que esperaban empezaron a tomar raíces de álamo que traía el rio, las limpiaban y comenzaban a armar canastitos. Desde ahí se comenzó a ampliar el sentido utilitario de esta práctica, empezaron a hacer teteras, algunas copitas, entre otras cosas.
Estas creaciones se comenzaron a vender. Los esposos de estas mujeres trabajaban en gran parte en las termas de Panimávida y aprovecharon de vender estos trabajos a los turistas. De ahí comenzaron poco a poco a masificar. Esto provocó que la raíz comenzara a escasear, por lo que de ahí se pasó al Ixtle, que es un material traído desde México que se ocupara para hacer las escobillas para limpiar los caballos. Este material es más firme y manejable. Luego comenzó a utilizarse pelo de cola de vaca que es más largo y luego paso al pelo del caballo.
Yo me quede con esa versión. De que las mismas lugareñas se fueron impregnando poco a poco del arte del crin, pasándola de generación en generación. Al ver a la abuelita, a la mamá, uno se va enamorando de los colores, de la técnica, el entrelazado, el urdir.
Proceso del material
A nosotros nos llega el crin desde el sur. Llega sucio o con sal, que se ocupa para mantenerlo en buen estado.
Lo ponemos en agua fría para que bote toda la tierra y luego se pone en agua caliente, además de lavarlo mucho con detergente y desinfectante para que pierda la grasitud. Este proceso de lavado y desinfectado dura alrededor de una semana. Al estar limpio lo colgamos a la sombra.
Luego se hace la selección del crin, separando el crin blanco que se puede echar en fuzol para ocuparlo de ese color, o si no se separa en conjuntos para teñirlo de colores.


Para teñir se pone un recipiente con agua caliente y sal de mar con anilinas químicas que aportan el color y el brillo al crin. De igual forma se puede teñir con cosas naturales como cebollas o betarragas que toman colores muy bonitos, aunque más tenues. Luego de este proceso de deja otros 2 o 3 días a la sombra. Este proceso también se le puede aplicar al Ixtle para que al momento de hacer el arte quede un color más parejo.
Nuevos procesos y modelos con el crin
Yo siempre trabaje las mismas técnicas de antaño, como lo hicieron mi abuelita y mi mamá, pero con una visión más contemporánea.
Comenzó con la misma necesidad de las mismas clientas que comparaban algunas figuras, normalmente algún arito o collar, pero debían llevarla a algún orfebre para que hiciera algún gancho por temas de alergia. Entonces vi la necesidad de cambiar de materialidad.
Comencé a ver tendencia de colores, aquellos que se ocupaban en otros países o en ciudades mas grandes tratando de ir a la vanguardia con lo que se va a usar, hacer un producto realmente utilitario y que perdure en el tiempo. A esto, comencé con algunos cursos de orfebrería para empezar a trabajar el metal, plata, cobre. De esta forma comencé a trabajar ambos productos, haciendo que el crin sea la estrella y los metales un complemento.
Esto creo ha sido muy acertado y ha sido aceptado también por las clientas que se lleva un trabajo terminado y listo para usar. Ha sido muy gratificante.
Situación actual del Ixtle y de la artesanía del crin. Situación de Pandemia
Hace algunos años tuvimos dificultades, pues hay solo un señor autorizado para traerlo a Chile, y este hace algún tiempo se enfermó. Para nosotros es muy importante la cosecha de octubre, porque ese material viene más grueso y firme, pero la situación fue justo en ese momento. Debido a esto comenzó a escasear el producto. Hoy, este caballero dejó paso este proceso a su hijo, por lo que es él quien viene ahora a dejar el Ixtle.
Por otra parte, la municipalidad de ese entonces compró un embarque del vegetal que nos surtió casi por 2 años y que nos dio la solución a esta situación.
Ahora hemos tenido algunas dificultades porque ha subido el material, pero para nosotros es complejo subir los precios porque si bien la gente un producto bonito, tampoco quiere que este sea más caro.
A esto se sumó la situación del covid, ya que fueron dos años cerrados. Abríamos los puestos de vez en cuando para atención con todas las medidas de seguridad como el desinfectado, el aforo y siempre cuidando el distanciamiento.
Lo que me sirvió mucho fueron las redes sociales, tener una página de Facebook y de Instagram. Subía fotos y la gente se interesaba por los productos. Hice solo envíos por casi dos años, a gente de distintas regiones, de Santiago, además de tener algunos clientes que eran orfebres. Tuvimos que adaptarnos a las plataformas digitales.
Además, seguimos trabajando porque sabíamos que en algún momento se volverían a abrir las ferias y pasó que al abrirse algunas nos fue súper bien. Fue un tiempo difícil, pero de igual forma productivo.
Programas y redes de apoyo
Se abren algunos concursos durante el año como por ejemplo artesanos del Maule, grupo al que también pertenezco, hizo «Maule elige en casa» en el que a través de algunos videos se mostraba lo que uno hacía. También hay algunos cursos PRODEMU sobre Gestión de emprendimiento de emprendimiento o redes sociales que nos capacitan y entregan algunos recursos para insumos. En mi caso pude adquirir herramientas y materiales de orfebrería que me ayudan en mi trabajo. Toda oportunidad es provechosa.
Hay espacios en los que uno aprende de otras señoras que tienen ideas buenas y uno pude aprender de ellas y también compartir aquellas ideas que no tiene. Me ha servido harto y siento que también soy un aporte en estos cursos. Uno valora el compartir, se comparten las cosas buenas y también sobre los errores que se cometen para aprender de ellos.
Apertura de espacios y procesos
A mí me gusta atender público, que la gente se impregne de lo que es la artesanía en crin. Me gusta instar a los niños a interactuar con el crin, que al tocarlo se enamoren. Me gusta trabajar el crin con ellos, hacer alguna vasija de crin y que después se lo puedan llevar de recuerdo.
Es bueno que se abran los espacios, que este la materialidad ahí para poder mostrar cómo se empieza, como se hace. Es muy lindo compartir el conocimiento para que esta artesanía no muera y perdure en el tiempo. Es nuestra misión.
Invitación a la gente
La idea es que las personas puedan venir en familia y conocer el pueblo, que se impregnen de la cultura del pueblo, de la tranquilidad de sus calles. Hay varios lugares con artesanía, cada uno con su sello bien definido, con la artesanía tradicional siempre presente en todos, con colores naturales, sin mucha intervención, con trabajo muy minucioso y de mucho tiempo; pero a su vez con artesanía contemporánea, como en mi caso, que trabajo también la joyería.
Hay personas de pueblos cercanos que no conocen mucho sobre esta artesanía, y es nuestra responsabilidad poder compartirla con ellas. Que sea algo que nos identifique, no tan solo como pueblo, sino también como país.
Página de Facebook: Arte en Crin La Glorieta Página de Instagram: la_glorieta

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