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Talca y la educación normalista rural

Hay historias y patrimonios locales que van quedando en el olvido. Uno de ellos es el papel que en la formación de maestros y maestras normalistas rurales se realizó en Talca durante el pasado siglo. La historia de relación entre la educación normalista y la ciudad se remonta a 1906, cuando el Ministerio de Educación Pública inauguró la Escuela Normal de Talca.
La escuela, dirigida por la profesora Josefina Valenzuela Darlingthon, funcionó hasta 1928, año en que, coincidentemente, un terremoto asoló la ciudad dejando en precarias condiciones la infraestructura de la Escuela Normal, lo que, sumado a una Reforma a la Educación Normalista, mediante la Ley 5.100 de 1929 sobre Enseñanza Normal, resultó en el cierre de ésta.
Sin embargo, las necesidades del país y la zona en específico hicieron que en 1942 comenzara la solicitud al Estado de la reapertura de la Escuela Normal, esta vez con carácter ruralista, atendiendo la realidad socioeconómica de la región y la necesidad de contar con docentes capacitados para desempeñarse en escuelas campesinas.
La Región del Maule aún se caracteriza por su alto índice de ruralidad y valor del espacio agrario en su construcción identitaria. A más de siete décadas de esta historia y con motivo del Día del Profesor Normalista, que se conmemora cada 26 de agosto, hoy se recuerda que en 1943 se inauguró la Escuela Normal Rural Femenina de Talca, en el edificio que actualmente alberga la Secretaría Regional Ministerial de Educación del Maule.
La Escuela Normal fue dirigida en sus primeros años por la profesora normalista Dorila Soto, quien imprimió en la formación de las maestras una «identidad normalista» que se puede resumir en vocación, espíritu público, humanización, dignificación del hombre y bienestar colectivo, además de arraigar a los estudiantes a la tierra y hacerles sentir amor por la Patria.
Estas maestras cumplieron importantes objetivos de educación y alfabetización en los campos chilenos. Las exalumnas de la Escuela Normal de Talca evidenciaron con su ejercicio docente ideales democráticos, patriotismo y una forma de hacer escuela que integraba la relación con la comunidad, de ayuda y de superación, en condiciones materiales muchas veces adversas.
A este esfuerzo de promoción campesina, se le sumó a principios de la década del sesenta, la apertura de la Escuela Normal Rural Experimental Masculina, de carácter particular, creada de la mano de la Fundación de Fomento de Cultura Popular, ligada a la Iglesia Católica. Esta escuela se ubicó en lo que hoy es el Campus San Miguel de la Universidad Católica del Maule y esperaba formar a jóvenes campesinos como maestros rurales para que luego volvieran a sus lugares de origen, es decir, maestros primarios que se incorporasen a la comunidad rural y fueran promotores familiares, cívicos, sociales y cooperativos. Estos maestros debían convertirse en articuladores sociales en sus comunidades para mejorar las condiciones de vida del campesinado.
Sin embargo, la formación ruralista se ha perdido. Las escuelas normales cerraron en el año 1974 y la formación de los maestros y maestras básicos pasó a las universidades, perdiéndose el elemento ruralista en su formación.
En Talca y sus alrededores se formaron cientos de maestros y maestras normalistas con especialidad rural. Esa es una historia que debemos recordar. La ciudad debe despertar esa memoria escondida, la de una Talca formadora de profesores para el campo chileno.
Es el momento de reconocer a aquellos maestros y maestras rurales que, con tanto esfuerzo, llevaron la educación a los distintos y más apartados lugares del país.

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